Las estrategias urbanísticas de fomento de la rehabilitación residencial comenzaron en el año 1989 con la redacción de una Ordenanza Municipal de Fomento de la Rehabilitación de iniciativa privada, cuya gestión se encomendó desde su origen a la entonces denominada Sociedad Municipal de Vivienda, actual Zaragoza Vivienda. La gestión de esta Ordenanza recoge las primeras experiencias de fomento de la rehabilitación en la ciudad.

El objetivo era responder a necesidades de rehabilitación de todo tipo, primero sólo en el Casco Histórico y después extendiéndose a los edificios de más de 45 años de toda la ciudad.

• Primera etapa 1989-2001: Casco histórico y edificios protegidos: Zaragoza, de manera similar a lo realizado en otras ciudades españolas en esos años, inicia las políticas de fomento de la rehabilitación en su Centro Histórico, que con 189 Has es uno de los más extensos del país, junto con el de Sevilla.
  El ámbito inicial fue el Centro Histórico y los edificios catalogados de todo el término municipal. El mecanismo de fomento se centraba en ayudas técnicas y económicas en función de unos criterios objetivos definidos en el texto regulatorio: condiciones económicas, emplazamiento del edificio o vivienda y edad de la edificación.
  Todo ello, en ausencia aún de una estrategia integrada de actuación sobre estas áreas. Ya entonces fue por delante la rehabilitación edificatoria, residencial sobre todo, pero también en equipamientos, sin enmarcarse estas en una estrategia previa más global e integrada.


• Segunda etapa 2001-2009: Edificios de más de 40 años de toda la ciudad. En este segundo periodo de la Ordenanza, se modifica el ámbito para extender las políticas de rehabilitación al conjunto de la ciudad. El esquema del texto normativo siguió siendo muy parecido aunque su ámbito se extendió a todos los edificios de más de 40 años de la ciudad de Zaragoza.


• Tercera etapa 2010-2011: La nueva redacción adaptaba el texto a los cambios normativos, incorporaba correcciones a errores detectados en los últimos años de aplicación y abría la puerta a la rehabilitación energética como fórmula para paliar los efectos indeseables de los altos consumos energéticos. Sin embargo, la falta de asignación presupuestaria dejó sin efectos la Ordenanza en tan sólo un año.